Dame espacio

Según el dicho, “No hay mal que por bien no venga,” deberíamos aceptar lo improvisto con los manos abiertos. ¿Si fueras Suní Williams, la astronauta estadounidense, estarías feliz con una demora de ocho meses para tu ida al planeta? Quizás tenga una perspectiva diferente desde el punto de ventaja de la estación internacional espacial.

Lo que debería haber sido una misión de ocho días se convirtió en casi un año de viaje. Sin embargo, los astronautas reciben el entrenamiento para esperar los desafíos inesperados con una actitud de crecimiento. Crucialmente, Suní Williams había mantenido una rutina precisa para otorgarle la estabilidad tanto física como mental. Por ejemplo, la deportista, cuya pasión se base en los triatlones y maratones, hacia el ejercicio físico todos los días para prevenir la disminución de la densidad ósea. Al principio, el tiempo se fue rápido, como un reloj de arena. Las tareas del mantenimiento y los experimentos diarios le ayudaron a trabajar hacia sus metas diarias.

Por lo contrario, el cebo y cambio de la promesa de tiempo le robó del recurso lo más precioso- el tiempo propio con sus seres queridos. Además, la incertidumbre de las fallas technicals pueden generar un miedo insoportable incluso para los astronautas veteranas. El sosiego del espacio es un compañero omnipotente, lo cual le permitía anotar el amanecer y el atardecer 16 veces al día, como un ciclo sin fin. Es importante que haya logrado mantener la harmonía con su equipo de la estación internacional, un reto rodeaba de tantas personalidades.

En definitiva, los desafíos de ser una náufraga en un mar espacial requieren una guerrera fuerte para triunfarlos. Seguramente, las técnicas tradicionales de la resolución de conflicto, como “dame más espacio” y “no lo cometas”, no funcionarían en un cohete. Así, la flexibilidad de aceptar lo que no puede controlar le aporta las herramientas emocionales para cruzar la línea de meta de la carrera más larga: 286 días en el espacio.